Si hubiera que explicar la tormenta financiera que ayer llevó la prima de riesgo de Irlanda, Portugal, Grecia y España a los peores momentos de la crisis de mayo habría que señalar como causa principal la desconfianza de los inversores en la capacidad de Irlanda para resolver su crisis bancaria y las dudas permanentes de los mercados sobre la implicación de Alemania en los rescates europeos.[...]
[...]El problema político es casi tan grave como el financiero. Por lo que se ve, no basta con instituir un mecanismo de rescate para Europa; tampoco basta con que los Gobiernos de la periferia europea se hayan comprometido a dolorosos programas de ajuste. Al parecer, es necesario y urgente perfilar los menores detalles del protocolo de rescate para evitar que se produzca una situación semicatastrófica en países desconectados causalmente de Irlanda. Grecia y Portugal siempre acaban contra la pared; ayer, sus diferenciales de deuda se aproximaron a los 1.000 puntos básicos y a los 500 puntos básicos, respectivamente.[...]
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